«No mirar las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas» (2 Co. 4:18)
Esta nueva serie del contentamiento entiendo que Dios la trae a mi vida
para ministrar no solo a ustedes sino a mí misma en medio del proceso en que me
encuentro que se ha extendido por años. Como mujeres cristianas nos vemos
expuestas a varios frentes en lo que de una manera u otra nuestra fe se ve
probada. Como mujer casada me encuentro viviendo una nueva etapa que por muchos
años anhelé pero que a su vez no tenía ni la menor idea de los retos que
enfrentaría. Es una fase hermosa, comprometedora y que alinea mi corazón constantemente
a Cristo, y para poder vivirla según el orden divino en conjunto con las demás cosas
de mi diario vivir, sin la queja; De la única forma seria en oración constante
y con gozo apegada a Él a través de las escrituras.
Por varios años he sentido un desanimo fuerte en el ámbito laboral desde
mi tiempo de soltería. He dedicado una buena parte de mi vida sirviendo en mi área
profesional a una empresa local, pero al mismo tiempo Dios fue trabajando en mi
corazón sobre qué cosas perseguir como profesional y cuales no (por lo que el
éxito laboral dejo de ser una prioridad para mi). Y no les puedo negar que como
humana dentro de este cuerpo caído, lucho con el desánimo en esta área en
particular.
Como joven cristiana he orado a Dios para que me ayude a verlo en cada situación
enfrentada en mi trabajo y que ahora se adhiere a la jornada "Mi vida de casada”,
es mi anhelo que Dios me ayude a abrazar mi rol como mujer temerosa de El a
gran escala en todas las áreas y esto conlleva retos.
El trabajar y ser ama de casa a la vez "No es cosa fácil",
admiro a esas madres solteras que son amas de casa, madres y al mismo tiempo
tienen que trabajar fuera del hogar. Tanto mi esposo como yo creemos firmemente
que el rol de la mujer es estar en el hogar desde que lleguen los hijos, pero
esa fase en mi vida aún no ha llegado, es por ende desde mi soltería empecé a
orientar mi carrera de una forma en la que pudiera hacerlo desde el hogar.
Doy gracias a Dios que al casarme mi esposo me ha liderado en este aspecto
en madurar y solidificar mi idea de crear una empresa en las que nuestras
carreras se fusionan y yo posteriormente pueda dar servicios a la misma desde
el hogar, pero por el momento me encuentro simultáneamente trabajando en el
sector privado de forma fija. Esto mis hermanas créame en ocasiones es retador,
desalentador y se llegan a vivir momentos de mucha presión por lo que el enemigo
utiliza estos frentes para atacarme grandemente con el descontento.
A pesar del carrusel de va y ven en mis jornadas diarias de trabajo
estoy sumamente agradecida en Dios de haberme bendecido con un hombre que vela
por mi bienestar espiritual y en oración hemos seguido muy de cerca esta área
en mi vida en la que me veo muy frecuente rindiéndola a Dios una y otra vez. Y entonces
es ahí que mi esposo me dice: “¿Cómo puedes combatir
esos pensamientos? Con la Palabra.” Por lo que esto me motivo a hurgar un poco más, hice un alto y empecé a
estudiar de forma más consistente y profunda el significado del "Contentamiento"
y lo que esto implica para poder aplicarlo a mi lucha diaria con la queja referente
al trabajo fuera de casa en este tiempo.
Entonces pude observar que el contentamiento se acerca mucho al concepto
moderno de aceptación que, como tal, no aparece en el Nuevo Testamento. Aceptar
implica la confianza serena, profunda, de que nada ocurre en mi vida sin el
conocimiento de Dios. Si él ve y conoce mi situación, entonces yo debo mirarla
desde la óptica divina tanto como me sea posible. Ello me permite desligarme de
la estrechez de mi visión y amplía mi horizonte. Esto desde la perspectiva de
Dios, me libra de la amargura, del resentimiento y de la sensación de
injusticia y esterilidad de muchas situaciones a las que me enfrento en el
trabajo. Pero aún va más lejos; la aceptación implica creer que Dios puede
sacar provecho de cualquier situación para transformarla en un bien para su
gloria o incluso para mi propia vida.
No hay ninguna duda que Pablo tardó en vivir el contentamiento. El mismo
usa dos verbos referidos: «he aprendido»
(Fil. 4:11) y «estoy enseñado» (Fil.
4:12). Si el contentamiento es mirar la vida desde una perspectiva divina, ello
va a requerir tiempo. Será un proceso de aprendizaje en el que pueden aparecer
los altibajos y los fallos propios del aprendiz. No importa. Lo fundamental es
avanzar en esta asignatura esencial para vivir de forma sosegada, aprendiendo a
«no mirar las cosas que se ven, sino las
que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven
son eternas» (2 Co. 4:18). Poco a poco Dios nos irá dando unas «gafas
nuevas». ¡No suele haber cursos acelerados en la «Universidad de Dios»!
Mañana seguiremos con nuestra 2da. parte del tema.
¡Bendiciones!
Katerine Fdez. de Genao
Katerine Fdez. de Genao
Comentarios