“Y poco después, El comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios; con El iban los doce,2- y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,3- y Juana , mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos” (Lucas 8:1- 3). Al estudiar la vida de María Magdalena (porque era oriunda de la región de Magdala), vemos el gran amor de Jesús por ella, cómo la sanó, la libertó, la transformó y la hizo una discípula suya. María Magdalena siguió al Señor literalmente y espiritualmente, le sirvió con sus bienes, le siguió desde Galilea, le siguió en su ministerio, hasta la cruz, la sepultura y la resurrección. Fue fiel y valiente hasta el final, su compromiso fue incondicional, igual que su amor. ¿Somos nosotras verdaderas discí...
“Abrazando el diseño y el rol bíblico como mujeres que Dios ha establecido para nosotras”