Ir al contenido principal

“Diez razones por las que las mujeres no oran- 1ra. Parte”


Hace unas semanas inicie la lectura de un nuevo libro titulado “El llamado de la mujer a la oración” por Elizabeth George; y no puedo negar que me ha confrontado un poco con relación a mi vida de oración a como nosotras las mujeres debemos aprender a tener a Dios en primer lugar para nosotras en todos los ámbitos de nuestra vida; y como ya nos conocemos, nosotros los seres humanos en particular las chicas somos muy llamadas a desahogar nuestras penas con alguna amiga o familiar primeramente antes de recurrir a los brazos de nuestro amante Dios. Reitero que no es malo hacer esto y es muy bueno recibir un consejo de una amiga cristiana o de nuestros padres o hermanos, pero el único que tiene todos el poder para llenar nuestros corazones en momentos de necesitad, dificultad, depresión, falta de amor o sea cual sea la situación en la que nos encontremos solo es DIOS.

Elizabeth en su libro nos señala 10 puntos por los cuales nosotras las mujeres muchas veces no oramos y los he dividido en 2 partes para poder abarcarlos de una forma más puntual, dentro de los cuales veremos:

1. La Mundanalidad: Tenemos que reconocer que la oración es un ejercicio espiritual y hay que mantenerlo ejercitado todo el tiempo, pero como estamos en este mundo caído somos constantemente bombardeadas con todo lo que se encuentra en él, “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida” (1 Juan 2:16)

2. Ocupaciones: A veces tenemos tantas cosas, que si el trabajo, la familia, los hijos, el esposo, la iglesia; hay muchas ocupaciones y nos envolvemos en ellas de una forma tan particular que nos olvidamos tomarnos el tiempo para orar. Sabemos que fuimos diseñadas para hacer todas estas cosas; pero también nos damos cuenta que cuando iniciamos nuestro día sin Dios como cabeza le quitamos el orden a lo que debería ser nuestra máxima prioridad. María y Marta amaban a Jesús pero cada una de ellas tenía un orden de prioridad distinto.(Lucas 10:38-42)

3. Insensatez: Cuando dejamos que las cosas insensatas es decir sin sentido nos arropen y consuman, seguro descubriremos que no oramos; “El dejar de orar es un supremo acto de insensatez para la mujer de Dios”. Producto de este descuido en la oración llega un momento en que no logramos discernir entre el bien y el mal, entre lo prudente y lo insensato (Hebreos 5:14). Pero es bueno saber que cuando oramos Dios nos da sabiduría y quita de nosotros la frivolidad que ha sido arraigada por no tener una vida de oración.

4. Distancia: Definitivamente que cuando conocemos bien a las personas que nos rodean podemos hablar con mucho más facilidad con ellas sobre cualquier tema, lo mismo para con nuestra comunión con Dios. Si no decidimos tener una relación cercana con ÉL, entonces no tendremos nada que hablar con ÉL a través de la oración, porque no tenemos confianza para hacerlo libremente. Hay cosas que pueden crear una barrera ente Dios y nosotras como la negación, amargura, pereza, dejadez, pecado, distracciones y orgullo. Dios no ha desaparecido, no se ha mudado y mucho menos ha decidido hacernos la ley del hielo para no hablarnos, al contrario ÉL siempre está ahí dispuesto a escucharnos; tenemos que entender que el problema siempre es nuestro. (Santiago 4:8)

5. Ignorancia: La verdad es que Dios desea concedernos lo que nosotros le pedimos, lo que nuestro corazón anhela; esa es Su naturaleza (Mateos 7:9-11). Pero es una realidad que hay momentos en los que NO captamos la bondad de Dios ni su deseo y capacidad de proveernos. En una ocasión Charles Spurgeon dijo “Nos guste o no, pedir es la regla del reino”. Pidamos con todo nuestro corazón, no para nuestros propios deleites. Era como en una ocasión un niño entra a la sala antes de acostarse y dice a la familia “Me voy a decir mis oraciones. ¿Alguien quiere algo?”. No seamos egoístas al pedir solo por nosotros mismo, permitamos que la lista sea un poco más larga y agreguemos a aquellos que nos rodean; que se encuentran en necesitad también.

Es una realidad lo que Elizabeth dijo en una ocasión: “La oración es una vía que Dios nos proveyó para que nos comuniquemos con Él, y cuando aceptamos su invitación a tener comunión con ÉL, Dios transforma nuestro corazón y cambia nuestra vida”. Así que nuestro amado Dios lo único que nos pide es que entreguemos nuestra vida espiritual en el servicio de la oración; para clamar por nuestras familias, amigos, batallar por la condición espiritual de hasta nuestras mismas vidas, nuestro culto más importante vendrá acompañado de nuestro mayor sacrificio.

Espera la 2da. Parte de este estudio y propongamos tener ese encuentro a solas con nuestro Dios.

Bendiciones mil,

Kat.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Kat!!
Gracias por compartir este conmigo. La vida de oración es algo en la cual siempre tenemos que crecer y luchar por vivir
como El pide!!
Que Dios te bendiga mucho y nos haga a las dos mujeres de oración.

Besos
Maria T. Mirabal (Maite)
Carlos Read ha dicho que…
Es interesante, es bueno, es hasta NECESARIO que de vez en cuando leamos un libro que nos "active" en nuestra vida de piedad (en este caso, nuestra vida de oración). Ojalá que el "Impulso" que nos da un libro como este, no se desvanezca en pocos días!
Esto también es aplicable a los hombres. Yo reconozco que tengo que orar MAS. A veces no es cuestión de tiempo, sino de podernos librar de las distracciones y "desconectar" nuestro cerebro de las cosas de este mundo para podernos concentrar en la persona de Cristo.
Gracias por compartir esto!!

Carlos Read
Carlos ha dicho que…
Siempre leo tus increíbles escritos, me sorprende ver la manera tan especial en la que escribes cosas tan reales y especiales!

Te bendigo y te deseo todo lo mejor!! Y please!! Sigue mandandome tus msjs!!

Carlos

Post más vistos

“Mi frasco de alabastro”

Por varios meses he estaba buscando un libro que leí en una ocasión referenciado por una amiga titulado “DAMA EN ESPERA” por Debby Jones y Jackie Kendrall, para mí es un excelente libro; toca tantos puntos importantes para nosotras las jóvenes solteras que el leerlo nuevamente trajo tantos recuerdos a mi vida y hoy los quiero compartir con ustedes. Esta meditación es sobre uno de los puntos que me traspaso al leerlo, va dirigido a todas las jóvenes solteras y mujeres casadas, no es solo para solteras. Va para todas aquellas que quieran ser mujeres que se entregan por completo a Jesús y quieren vivir una vida agradando a nuestro amado celestial. Kenneth G. Smith en su libro- Learning to Be a Woman dijo “Una mujer llega a ser mujer cuando es lo que Dios quiere que sea”. Esta frase es tan cierta que me hace preguntar, cuál es mi verdadera plenitud en la vida?, si lo es Cristo esto me sacia por completo. Definitivamente la plenitud de vida para una mujer cristiana comienza con la sobe

"La Poda Espiritual"

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. 3 Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. 6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.” (Juan 15: 1-8) Estaba en la oficina y como mi puesto de trabajo esta frente a la ventana, cualquier cosa que suceda fuera y pase por esa área puedo ve

“Yo me rindo a EL”

“Todo a Cristo yo me rindo, Con el fin de serle fiel; Para siempre quiero amarle, Y agradarle solo a Él...” Estas son las letras de uno de los himnos mas cantados en la historia de la iglesia. Aquellos que han tenido la oportunidad de cantar himnos del himnario de gloria; este “YO ME RINDO A EL” , para mi es uno de los mas hermosos que he escuchado en mi vida de cristiana. La traducción no permite revelar toda la fuerza y la gracia que define su título expresado en el idioma inglés original: “I Surrender All” (Yo lo rindo todo). Este himno fue escrito por Judson Van de Venter mientras que él recordaba el día que había entregado su vida a Cristo y se había dedicado totalmente al servicio cristiano. “Durante mucho tiempo había luchado entre desarrollar mis talentos en el campo del arte y entrar a tiempo completo al trabajo evangelístico. Finalmente, las idas y venidas de mi vida concluyeron y en un día entregué toda mi vida a los piés del Señor Jesucristo”. “Me hice Evangelista y des