“Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.”
(2 Corintios 12:9)
En estos programas hemos estado estudiando el llamado de Moisés, la magnitud de lo que Dios estaba pidiéndole y el miedo que tuvo Moisés. En esta segunda pregunta que él le hace a Dios en la porción de hoy, Éxodo 4:1-14, no sé ustedes, pero me he sentido muy identificada. Moisés sigue poniendo trabas al no considerarse capaz para este llamado que Dios le estaba haciendo.
Y pienso, que muchas veces, a nosotras nos sucede lo mismo; nos sentimos incapaces y débiles cuando Dios nos llama a servir en Su obra. En el caso de Moisés, al leer este pasaje, puedo identificar los siguientes puntos:
1. Le asustó lo grande y peligroso de la tarea.
2. Midió sus fuerzas sin contar con el poder del Señor, que le
fortalecería.
3. Tenía varias excusas para rechazar la encomienda que Dios le había dado, con ilógicos pretextos por causa de su ignorancia.
Pero definitivamente es hermoso ver que cuando nuestra debilidad es entregada a Dios, produce resultados maravillosos. ¿Sabes por qué? Porque es el poder de Dios el que obra en nuestras vidas, porque nuestro Dios es poderoso, y Su gracia debe bastarnos en medio de los tiempos en que nos sentimos más vulnerables y débiles.
La debilidad de Moisés era conocida por Dios, y a pesar de eso, Él lo llamó. Dios sabía lo que podía hacer a través de él, y definitivamente, Dios tiene un galardón para el que le obedece, a pesar de todo.
En este pasaje de Éxodo 4: 1-14, podemos ver que hay tres excusas que Moisés le presenta a Dios:
- El miedo en la falta de credibilidad (v.1A). El temía que el pueblo no diera crédito a sus palabras, a no ser que le mostrara alguna señal. Y esto era un problema porque la credibilidad era esencial si Moisés iba a guiarlo en el futuro.
- El miedo a que se ponga en duda su comisión (v. 1B). Moisés sabía que en medio de ese pueblo que conocía a Dios, habría contradictores que pondrían en duda su comisión, por lo que él necesitaría alguna señal de parte de Dios como evidencia de que él era su enviado.
- El miedo al no tener facilidad para la palabra (vv.10, 13). Aquí vemos a un Moisés cobarde, indolente y hasta incrédulo. Pero vemos cómo Dios se complace a veces en escoger como mensajeros suyos a personas que carecen de dotes naturales o artísticas. Así que, posteriormente vemos cómo esta apelación quedó sin efecto, y todas sus excusas fueron contestadas por Dios. (vv. 11-12, 14)
En respuesta a esto, vemos varias señales en las que Dios le daría poder a Moisés para hacer milagros, detallándole 3 en particular:
1. La señal de la vara (vv.2-5)
2. La señal de la lepra (vv.6-8)
3. La señal del agua (v.9)
Dios le dio estas tres señales, que serían suficientes para convencer al pueblo, pero aun así Moisés siguió poniendo excusas. Como decía Cathy en el programa “Moisés tenía que aprender, al igual que nosotras, que en la economía de Dios, arriba es abajo, y abajo es arriba. Lo que el mundo aprecia no es lo que Dios aprecia.”
Cuando nosotras nos sentimos fuertes, obramos confiadas en nuestras propias fuerzas, habilidades, capacidades y talentos; somos autosuficientes. Sin embargo, cuando estamos débiles y nos sentimos incapaces, es cuando miramos hacia arriba buscando la ayuda de Dios, y Él obra. Pero sabes algo mi hermana, me siento muy identificada con esto que decía Lilly “la realidad es que cuando estamos fuertes en vez de caminar en El Espíritu, caminamos en lo que nosotras pensamos y en vez de hacer la obra de Dios, podemos hasta interferir con Su obrar. Dios siempre está obrando; la pregunta es si queremos ser los instrumentos que Él usa o si queremos ver Su obrar a pesar de nosotras y ser humilladas en el proceso.”
Y a raíz de esto, quiero que juntas meditemos en esta pregunta ¿Con qué frecuencia estamos más enfocadas en nuestras debilidades que en el poder de Dios? Regularmente cuando estamos pasando por tiempos recios, nuestro enfoque se centra en el problema, en lo incapaces que nos sentimos para hacer la encomienda y no en el Dios que nos capacita y nos da la salida.
Es lamentable cuando nosotras hacemos lo mismo que Moisés; por un lado, decimos que Dios es Todopoderoso y Omnisciente; sin embargo, cuando nuestra lógica no coincide con Su lógica, creemos que somos nosotras las que tenemos la razón y no Dios.
Sé que el Padre nos ha dejado este personaje de Moisés como referencia en la historia, para que entendamos que sin Su gracia no podremos hacer la encomienda, y sin Su fortaleza, no seremos lo suficientemente fuertes para pelear la batalla.
Aplicación:
- El servicio en la obra del Señor mediante la
iglesia no es opcional. Una cristiana de carácter maduro sabe, que aunque su
cuerpo se agote por la edad, todavía puede seguir sirviendo y luchando en
oración.
- El Señor nos envía a Su obra, Él va delante de
nosotras y conoce todos los obstáculos que encontraremos. Él mismo es la
solución para ellos, y los irá quitando conforme a su plan y a nuestra
sumisión.
- Si algunas cristianas, en vez de emplear la
creatividad que tienen para inventar excusas, para no cumplir con el Señor, y
la usaran para servirle, la obra sería más próspera.
- A diferencia de lo que sucedía en el Antiguo Testamento, donde la presencia del Espíritu Santo solo descendía sobre la persona que iba a ser usada, hoy, todo creyente en Cristo, nacido de nuevo, es su morada permanente. Hermana, Él va con nosotras a todas partes, y nos dirige, nos enseña y fortalece (Jn.14:16-18; 16:13-14). No vamos menos protegidas que lo que fue Moisés a enfrentar su tarea. ¡No lo olvides!
Dios les guarde sin caída,
Katerine Genao
Articulo para el Ministerio ¨Mujer para la gloria de Dios¨ Ver más Aquí
Comentarios