Ir al contenido principal

“Adoremos a Dios no importa donde estemos”


"Y así tenemos la Palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en prestar atención como a una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que el día despunte y el lucero de la mañana aparezca en vuestros corazones" 

 (2Pedro 1:19).

Al estudiar en estas semanas la vida de Moisés definitivamente me impacta la manera en la que Dios trabajó en él. Y es una realidad que cuando somos pasadas por el desierto de Dios, nuestras vidas no pueden salir igual, y lo mismo pasó con Moisés. Al salir de Egipto y huir a Madián en el desierto donde pasa varios años, vemos posteriormente un hombre maduro en Dios con una vida completamente transformada por Su Creador. 

Nuestras queridas hermanas Cathy, Aileen y Lily han estado rumeando el libro de Éxodo para ver  como más al detalle la vida de este hombre de Dios y su llamado a servir. Ya en la porción de esta semana de Éxodo 3:1-12, podemos ver en 5 puntos la forma en la que Dios llama a este siervo:

-          Primero, Dios confrontó a Moisés y llamó su atención por medio de la zarza ardiente (Éx 3:2-5). Un incendio forestal en una zona semidesértica no es nada especial, pero Moisés se maravilló por la naturaleza de éste en particular. Él escuchó su nombre y respondió, “heme aquí” (Éx 3:4). Esta es una declaración de disponibilidad.

-          Segundo, el Señor se presentó a Sí mismo como el Dios de los patriarcas y comunicó Su intención de rescatar a Su pueblo de Egipto y traerlos a la tierra que le había prometido a Abraham (Éx 3:6-9).

-          Tercero, Dios comisionó a Moisés a que fuera a Faraón y liberara al pueblo de Dios de las manos de Egipto (Éx 3:10).

-          Cuarto, Moisés refutó (Éx 3:11). Aunque había escuchado una poderosa revelación de quién estaba hablándole en ese momento, su preocupación inmediata fue “¿quién soy yo?” Dios respondió confortando a Moisés cuando le promete Su presencia (Éx 3:12a).

-         Quinto: Finalmente, Dios habló de una señal de confirmación (Éx 3:12b). Adoraría a Dios en ese monte cuando hubiera sacado al pueblo de Egipto.

Moisés sabía que Dios lo estaba llamando a realizar una comprometedora labor, podía sentirse abrumado por la magnitud del llamado, pero Dios en la zarza le muestra que Él iba a ir en su compañía y pelearía por Su pueblo. 40 años después vemos un hombre que no actúa con impulsividad, reconoce que, si Dios no va con El, no tiene sentido. Esto me lleva a meditar en que, aunque nosotras sintamos un llamado de Dios a servirle en un área en particular, no debemos actuar con impaciencia sin ver la confirmación de Él; nuestro amado Padre obra en Su tiempo y no en el nuestro, y aunque nos sintamos preparadas para dar el paso, quien determina eso es Dios.

Este hombre que se pregunta: ¿Quién soy yo?, definitivamente había cambiado su forma de pensar, ya no era arrogante, ni quería impartir justicia por sus propias manos. Ahora este hombre tiene miedo hasta de salir del desierto y dar un paso por él mismo. Y esta segunda pregunta que hace Moisés me encanta: ¿Quién eres tú?, y de hecho era una pregunta  lógica; si vamos a Éxodo 2:14:“¿Quién te ha puesto de príncipe o de juez sobre nosotros? ¿Estás pensando matarme como mataste al egipcio?”, Con esto podemos recordar en un tiempo cuando Moisés pensando que nadie lo reconocería trato de evitar una riña entre dos judíos y uno de ellos le hizo esa pregunta.

La respuesta de Dios es maravillosa en Éxodo 3:12 Y Él dijo: Ciertamente yo estaré contigo, y la señal para ti de que soy yo el que te ha enviado será ésta: cuando hayas sacado al pueblo de Egipto adoraréis] a Dios en este monte.” Y para que no le quedara  la menor duda, en los versos 13-14 está  la mejor parte: Entonces dijo Moisés a Dios: He aquí, si voy a los hijos de Israel, y les digo: «El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros», tal vez me digan: «¿Cuál es su nombre?», ¿qué les responderé? 14 Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos de Israel: «YO SOY me ha enviado a vosotros». 

En esta porción de hoy se nota que Moisés tuvo un encuentro con el Dios Santo, esto produjo temor en él, se sentía confundido con su identidad, y esto debe llevarnos siempre a pensar que no somos mejores que Dios; cuando tenemos un genuino encuentro con El Todopoderoso, como decía Aileen,“Él nos ubica y permite hacer conciencia de nuestra real condición”.

Y pensando en esto meditemos en esta pregunta: ¿Evaluamos nuestras vidas según el estándar del mundo o según el estándar de Dios? El mundo puede permitirnos pensar que somos suficientes, que podemos hacerlo con nuestras propias fuerzas y hasta engañar a nuestros corazones que no necesitamos de Dios para avanzar… ¡Pero qué falsedad! Nuestras vidas no se mueven sin que Él nos dé el aliento de vida cada mañana, somos entes falibles, débiles y completamente necesitadas de un Redentor y un Salvador para vivir una vida nueva transformada que procure día a día vivir para Su Gloria.

Estamos desesperadamente necesitadas de Cristo mis amadas, Su estándar no es el nuestro, Él nos llama a vivir en santidad y procurar serles fieles no importa el lugar. Nuestro Dios nos llama a adorarle en donde sea que estemos, el propósito de nuestras vidas es “Adorar a Dios”, en todo tiempo, en todo lugar. Si Dios nos tiene en el desierto, adorémosle; si nos tiene en la montaña en una experiencia maravillosa, adorémosle, y como decía Lily, “Sin importar lo que esté ocurriendo en nuestras vidas, ÉL merece toda la gloria y adoración”.

 

Dios les guarde sin caída,

Katerine Genao


 Articulo para el Ministerio ¨Mujer para la gloria de Dios¨ Ver más Aquí

                        

Comentarios

Post más vistos

“Mi frasco de alabastro”

Por varios meses he estaba buscando un libro que leí en una ocasión referenciado por una amiga titulado “DAMA EN ESPERA” por Debby Jones y Jackie Kendrall, para mí es un excelente libro; toca tantos puntos importantes para nosotras las jóvenes solteras que el leerlo nuevamente trajo tantos recuerdos a mi vida y hoy los quiero compartir con ustedes. Esta meditación es sobre uno de los puntos que me traspaso al leerlo, va dirigido a todas las jóvenes solteras y mujeres casadas, no es solo para solteras. Va para todas aquellas que quieran ser mujeres que se entregan por completo a Jesús y quieren vivir una vida agradando a nuestro amado celestial. Kenneth G. Smith en su libro- Learning to Be a Woman dijo “Una mujer llega a ser mujer cuando es lo que Dios quiere que sea”. Esta frase es tan cierta que me hace preguntar, cuál es mi verdadera plenitud en la vida?, si lo es Cristo esto me sacia por completo. Definitivamente la plenitud de vida para una mujer cristiana comienza con la sobe

"La Poda Espiritual"

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador. 2 Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo quita; y todo el que da fruto, lo poda para que dé más fruto. 3 Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado. 4 Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros si no permanecéis en mí. 5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer. 6 Si alguno no permanece en mí, es echado fuera como un sarmiento y se seca; y los recogen, los echan al fuego y se queman. 7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y os será hecho. 8 En esto es glorificado mi Padre, en que deis mucho fruto, y así probéis que sois mis discípulos.” (Juan 15: 1-8) Estaba en la oficina y como mi puesto de trabajo esta frente a la ventana, cualquier cosa que suceda fuera y pase por esa área puedo ve

“Yo me rindo a EL”

“Todo a Cristo yo me rindo, Con el fin de serle fiel; Para siempre quiero amarle, Y agradarle solo a Él...” Estas son las letras de uno de los himnos mas cantados en la historia de la iglesia. Aquellos que han tenido la oportunidad de cantar himnos del himnario de gloria; este “YO ME RINDO A EL” , para mi es uno de los mas hermosos que he escuchado en mi vida de cristiana. La traducción no permite revelar toda la fuerza y la gracia que define su título expresado en el idioma inglés original: “I Surrender All” (Yo lo rindo todo). Este himno fue escrito por Judson Van de Venter mientras que él recordaba el día que había entregado su vida a Cristo y se había dedicado totalmente al servicio cristiano. “Durante mucho tiempo había luchado entre desarrollar mis talentos en el campo del arte y entrar a tiempo completo al trabajo evangelístico. Finalmente, las idas y venidas de mi vida concluyeron y en un día entregué toda mi vida a los piés del Señor Jesucristo”. “Me hice Evangelista y des