“Te mando delante de Dios, que da
vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que dio testimonio de la buena
profesión delante de Poncio Pilato, 14 que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor
Jesucristo, 15 la cual
manifestará a su debido tiempo el
bienaventurado y único Soberano, el Rey de reyesy Señor de señores;”
(1Timoteo
6:14-15)
En el programa radial “Mujer para la Gloria de
Dios” estuvimos tocando el tema de la segunda venida de nuestro Señor Jesucristo,
y me gozo en ver esta porción bíblica que estaremos estudiando hoy, ya que
podemos observar cómo Pablo está dando
instrucciones a Timoteo acerca de algunos puntos, y entre ellos vemos cómo él
debe guardar celosamente el mandato que ya previamente le ha establecido. Se le manda a cuidarse de las falsas
enseñanzas que no se conforman a las
sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo; debe también huir de la codicia, del amor a las riquezas, al
dinero, pues es la raíz de todos los males; la falsa piedad debe ser desechada y enfocarse en la
verdadera piedad acompañada de contentamiento, satisfecho por ser suplido de ropa y comida. Por añadidura
se le exhorta a seguir la justicia, la piedad, la fe, el amor, la perseverancia
y la amabilidad (1Ti 6: 3-11).
Me gustaría que juntas analicemos
el pasaje, y veamos estos tres puntos que resaltan en el texto:
1. Guardemos
la Palabra por amor a Jesús y por quién
es Él.
Como mujeres cristianas temerosas
de Dios debemos guardar celosamente la verdad expuesta en Su palabra; estamos
afrontando momentos difíciles en donde el evangelio es distorsionado, y donde
el enemigo quiere hacernos ver lo que es perverso ante los ojos de Dios, como
bueno ante nuestros ojos.
“Te mando delante de Dios,” esto no nos da
otra opción; es un mandato a pelear celosamente por levantar la verdad sin
vacilar. Pablo nos recuerda el ejemplo que nos dejó Jesús para seguir adelante,
cuando se presentó ante Poncio Pilato e hizo defensa de su Fe, y como dice
McArthur en su comentario, “Él no se
abstuvo de confesar que en verdad era Rey y Mesías. Él rara vez evitó el
peligro, sino que se encomendó con denuedo y confianza a Dios quien resucita de
los muertos”. Es decir, mis hermanas, que los tiempos se arreciarán,
vendrán cosas peores y Dios lo revela en Su Palabra. No debemos tener temor de
perder nuestra vida ante el enemigo de la verdad, pero lo hermoso de esto es
que Dios está con nosotras y peleará por nosotras.
“Te encargo solemnemente en la
presencia de Dios y de Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos, que conserves estos principios sin prejuicios, no
haciendo nada con espíritu de parcialidad” (1 Timoteo 5:21).
2. Peleemos
la buena batalla hasta morir o hasta que Él venga por su pueblo; atesoremos la
vida eterna a la que fuimos llamadas.
“que guardes el mandamiento”, Pablo le recuerda
a Timoteo que debe guardar y obedecer este mandamiento sin dudar. Peleemos pues
por esto celosamente, no nos dobleguemos
ante las distracciones que este mundo
presenta, veamos por encima del sol lo
que Él tiene preparado para nosotras Sus hijas, ¡lo que ha revelado en Su
Palabra es grandioso! No podemos doblegarnos ante el pecado y arrodillarnos
ante nuestros ídolos cediendo diariamente ante nuestros deseos. Recordemos que
debemos guardar Su Palabra y ser un reflejo de Él ante los que nos rodean.
“sin mancha ni reproche”, si hacemos
estonadie podrá encontrar ninguna falta en nosotras desde ahora y hasta que
nuestro Señor Jesucristo regrese por Su pueblo. Estamos en tiempos en los que
defender nuestra Fe puede costarnos hasta la vida, y el guardarla en nuestro
diario vivir,provocará ir encontra de la corriente en esta generación; debemos
guardar Su Palabra sin mácula, sin reprensión. Pero, oh sí amadas, nuestro Dios
vendrá y juzgará, para establecer Su Reino; pondrá en orden todas las cosas. Su
regreso es inminente, y así como
McArthur nos señala en su comentario, eso debería ser
una motivación suficiente para nosotras sus hijas apermanecer fieles a
nuestro llamado hasta que muramos o hasta que Dios venga por nosotras.
“He aquí, yo vengo pronto, y mi
recompensa está conmigo para
recompensar[ a cada uno según sea su obra” (Apocalipsis
22:12). Por esta razón senos exhorta: “que el justo siga practicando la
justicia, y que el santo siga guardándose santo” (Ap. 22: 11b).
3. Dios ha
establecido un tiempo para todo.
“la cual manifestará a su debido
tiempo”, el tiempo de Su regreso nadie lo sabe, pero
debemos estar alertas. Él lo prometió y cumplirá Su promesa. Dios tiene un
momento perfecto y preciso en donde Cristo será revelado por nuestro bendito y
único Dios todopoderoso, el Rey de todos los reyes y el Señor de todos los
señores.
“El
cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán. Pero de aquel día y hora nadie
sabe, ni siquiera los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre”
“Por
tanto, velad, porque no sabéis en qué día vuestro Señor viene”.
“Por
eso, también vosotros estad preparados, porque a la hora que no pensáis vendrá
el Hijo del Hombre” (Mateo 24: 35-36, 42, 44).
Entonces, a manera de conclusión
debemos preguntarnos:¿Vivimos
anhelando el retorno de nuestro Rey?Sino es así, estamos viviendo una vida vana y
sin sentido. Debemos levantarnos cada día anhelando que Él regrese por Su
pueblo y para estar con Él por la eternidad.
Cuánto anhelo que llegue aquel día
en donde podamos ver a Dios en su Gran
Gloria, y en el que sea una realidad lo que la Palabra dice en Ap. 21: 3- 5: “Entonces oíuna gran voz que
decía desde el trono: He aquí, el
tabernáculo de Dios está entre los hombres, y Él habitará entre ellos y ellos
serán su pueblo, y Dios mismo estará entre ellos. Él enjugará toda lágrima de sus ojos,
y ya no habrá muerte, ni habrá más duelo, ni clamor, ni dolor, porque las
primeras cosas han pasado. Y el que está
sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y
añadió*: Escribe, porque estas palabras son fieles y verdaderas”
¡Gloria a
ti Señor Jesús, Ven pronto!
Katerine Genao
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