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¡UN ASUNTO DE TODAS LAS MUJERES!


"Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes"  (Deuteronomio 6: 6- 7). 
Continuamos con la serie sobre imagen corporal a la luz de una perspectiva secular, versus una perspectiva cristiana. Lamentablemente vivimos en una sociedad plagada de falsedad, y mucha idolatría al cuerpo. Pero como padres debemos modelar y enseñar los principios bíblicos a nuestros hijos e hijas, para que   al  ser  expuestos a lo que este mundo llama “bueno y bello,” lo filtren a la luz de la Palabra, y así puedan entender el real significado de la belleza.

Entiendo que como familia tenemos que identificar cuál es el legado que le estamos pasando a la próxima generación que nos sigue. Y qué mejor manera de ver esto si nos detenemos y leemos las exhortaciones y advertencias que el SEÑOR  da a su pueblo Israel a través de su siervo Moisés en  Deuteronomio 6.

-          Vemos cómo Moisés se esforzó vehementemente en que la mente y el corazón de los hijos de Israel quedasen afianzados en su fe y lealtad al Dios que les sacó de Egipto.
Estos, pues, son los mandamientos, los estatutos y los decretos que el SEÑOR vuestro Dios me ha mandado que os enseñe, para que los cumpláis en la tierra que vais a poseer, para que temas al SEÑOR tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te ordeno, tú y tus hijos y tus nietos, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados”(V.1-2).

-          Como hemos leído, la reverencia al Señor se manifiesta guardando todos sus estatutos y mandamientos, todos los días de nuestra vida; enseñando así a nuestros hijos e hijas.
-          El propósito de estos estatutos era formar una generación temerosa de Dios y Sus preceptos. Esto les traería bendición y la realización de todas las promesas dadas por el SEÑOR.
Escucha, pues, oh Israel, y cuida de hacerlo, para que te vaya bien y te multipliques en gran manera, en una tierra que mana leche y miel, tal como el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha prometido” (V 3).

-          Moisés continúa exaltando al SEÑOR y su esencia; él quiere que su pueblo le reconozca como su único Dios, y que le ame con todo su corazón, alma y fuerza.
“Escucha, oh Israel, el SEÑOR es nuestro Dios, el Señor uno es. Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza” (V.4-5).

-          Lo que podemos ver hasta ahora  acerca de Dios en estos versos, y en los siguientes 6 y 7 ya  señalados, es que:

a)      Jehová es nuestro Dios, el Ser infinito y eternamente perfecto, auto existente y todo suficiente.
b)      Él es el único Dios vivo y verdadero.

-          Se nos enseña un referente de la conducta que Dios requiere de parte nuestra.

-          Matthew Henry en su comentario nos señala que ¨El corazón indica el centro de la personalidad y, por tanto, de la conducta; el alma es el centro de los deseos e inclinaciones... La mente es el centro del discernimiento. ¨La esencia de lo que creemos está en el corazón. Pero no debe estar confinada allí. Debe invadir todas las actividades de nuestra vida.

-          En el versículo 7 vemos cómo debemos mantener en nuestros hogares estos dos principios:
1-      La meditación de la Palabra de Dios.
2-      La instrucción de la Palabra constantemente a nuestros hijos.

-          La palabra de Dios debe ser enseñada a los hijos, hablarse de ella en la casa y en el camino, la última cosa por la noche y la primera a la mañana. Cada persona debe decidir hasta dónde tomará esto literalmente. Un refrán dice: “Lo que posee al corazón se desliza por la lengua.” Todos debemos preguntarnos si lo que debería estar primero en nuestras vidas tiene suficiente preeminencia en nuestras conversaciones.


Entonces, viendo estos principios extraídos del texto, meditemos en lo siguiente:

1.      Así como el Señor está formándonos a Su imagen, a imagen de su Hijo Jesús, nosotras las cristianas debemos imitarle a Él.
2.      Nuestra obediencia no debe ser un puro legalismo, sino en entender Su Palabra y eso será escudriñándola y rumiándola constantemente.
3.     Es de gran valor que la familia se vea involucrada en la formación de la autoestima de los hijos e hijas y en la aceptación de sí mismos;en cómo Dios nos ha diseñado, perfectos a Su imagen. Cuando creemos las mentiras de este mundo, entonces llegamos a cuestionar posteriormente a Dios en que la forma que Él nos creó no era la correcta.
4.      Cuando creemos la mentira de la belleza que esta generación caída y pecadora nos plantea, entonces nuestro parámetro de lo bello estará distorsionado, Porque no será un reflejo de lo que vemos a la luz de Su Palabra.

Antes de cerrar me gustaría que hagamos esta introspección:¿Estamos enfatizando ante nuestras hijas la belleza exterior o la belleza interior? Evaluemos cuales son los principios y valores que estamos sembrando en nuestras hijas y si aún no eres madre, no creas que estás fuera, esto también es para ti.

Si aún no lo eres, entonces es una buena oportunidad de influenciar a otras con La Verdad, Su Palabra; Ya sea por medio del discipulado o aconsejando;Nuestro propósito como mujeres temerosas de Él es ser luz en medio de la oscuridad, marcar una diferencia y dejar un legado bíblico al grupo de mujeres jóvenes que siguen detrás de nosotras, sobre todo apuntándolas a Cristo.

Dios les guarde sin caída.

KaterineGenao.


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