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Jesús vs. Moises (1ra. Parte)


"Se complace el SEÑOR tanto en holocaustos y sacrificios como en la obediencia a la voz del SEÑOR? He aquí, el obedecer es mejor que un sacrificio, y el prestar atención, que la grosura de los carneros"
(1 Samuel 15:22)

Continuando con el estudio de “la carta a los Hebreos,” revisemos algunos detalles relevantes que debemos recordar:

1. Es una carta dirigida a los judíos creyentes en Cristo, quienes ya habían oído a través de sus discípulos, el mensaje de salvación del Evangelio y todo su poder, con sus milagros, prodigios y señales hechos por Jesús y sus apóstoles, sustentados por el Espíritu Santo. Esta gran verdad era suficiente para mantenerlos afirmados en la fe y caminando en obediencia (He. 2: 3-4).

2. Por causa de la persecución estaban siendo tentados a regresar a las prácticas de su antigua religión, el judaísmo, y a abandonar su fe.

3. Ante esto, el autor les exhorta a perseverar en lo que habían aprendido, y a continuar aferrados a su fe cristiana.

4. Partiendo de lo que constituye el fundamento de la religión judía contenida en el Antiguo Testamento, les demuestra la superioridad, la Majestad, la preeminencia y la suficiencia absoluta de Jesús sobre todo ello, declarando que “Dios habla por el Hijo su palabra final al hombre”: “Dios, habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo. Él es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, y sostiene todas las cosas por la palabra de su poder. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, siendo mucho mejor que los ángeles, por cuanto ha heredado un nombre más excelente que ellos (Hechos 1:1-4).

5. Se les llama a prestar atención porque Cristo es Dios hecho hombre, quien participó de carne y sangre como nosotras para poder ser autor de salvación, venciendo la muerte y al que tenía el poder de dicha muerte, el diablo, librándonos del temor y de la esclavitud al pecado. Jesús estuvo dispuesto a padecer en su cuerpo y ser tentado en todo por nosotras, pero sin pecado para socorrer justamente a la descendencia de Abraham. Él es poderoso para socorrernos cuando seamos tentados también, pues él es nuestro misericordioso y fiel sumo sacerdote (Hebreos 2:14-18; 4:15). Como vemos se resalta a Abraham el padre de la fe, a quien se le hizo la promesa de que en su simiente tendría descendencia, en la cual serían benditas todas las familias de la tierra, porque él fue obediente a la voz de Dios (Génesis 22:18; Hechos 6:13-15; Hechos 3:25-26). ¡Esta simiente es Cristo Jesús! (Gálatas 3:16, 29).

En los tres primeros capítulos que hemos visto, se hace un énfasis bien marcado sobre la superioridad de la persona de Cristo, concluyendo que:

1. Cristo es Mayor que los profetas (Hebreos 1:1-3)

2. Cristo es Mayor que los ángeles (Hebreos 1:4-2:18)

3. Cristo es Mayor que Moisés (Hebreos 3:1-14)

En esta oportunidad, estudiando el Capítulo 3, podemos notar como el autor nos muestra la superioridad de Cristo sobre Moisés en los versos del 1 al 6, y nos recalca: “porque Él ha sido considerado digno de más gloria que Moisés,” (V.3). Sin duda, Moisés apuntaba a Jesús en todo lo que habría de venir, y que sería lo definitivo, al cumplirse el plan redentor determinado por el Padre: El sacrificio del cordero, la sangre, la pascua, la liberación del pueblo, la ley con sus normas, rituales, ofrendas, expiaciones, etc.; todo eso se resume en Cristo Jesús “El Cordero de Dios”. Veamos:

Jesús:

1. Es el Creador, Dios hecho hombre; 100% Dios, 100% hombre, pero sin pecado, puro, perfecto. (Génesis 1; Juan 1:1-4, 14).

2.  Es el enviado de Dios (el apóstol) para reconciliar al hombre con el Padre y concederle la vida eterna (Juan 3:16).

3. Salva a su pueblo de la esclavitud espiritual del pecado, del temor a la muerte en que lo tenía el diablo cautivo (Hebreos 2:14-15).

4.  De gran compasión ante las multitudes desamparadas y sin pastor; como intercesor es nuestro Gran Sumo Sacerdote ante el Trono de la Gracia. Luego de cumplir su misión de morir en la cruz por nuestros pecados, y resucitar al tercer día, subió a los cielos, sentándose a la diestra de Dios para brindarnos el oportuno socorro (Mateo 9:35-38; Juan 17:1-26; Hebreos 2:17-18; 3:1; 4:14-16; 7:24-25).

5. Es el Mensajero de la gracia y la Verdad, y el mediador de un nuevo y mejor pacto (Juan 1:17b; Hebreos 8:6-13; Jeremías 31:27-34).

6. Fue fiel como Hijo sobre su casa. Vino a traer las buenas nuevas de salvación a los condenados por la ley. El vino a construir la casa de Dios, “cuya casa somos nosotros”, morando en nosotros por la fe y a través del Espíritu Santo. Esto lo hace “digno de más gloria que Moisés”, pues “el que hace todas las cosas es Dios”. Y como casa, debemos vivir manteniendo “firme nuestra confianza hasta el fin y la gloria de nuestra esperanza” (Hebreos 3:2-6). Probando así que nuestra fe es genuina.

7. Edificó su iglesia, y es el fundamento de la misma, su cabeza, y ella es su cuerpo y su esposa; la amó y se entregó a sí mismo por ella, lavándola y purificándola de sus pecados; y la levantará para morar eternamente con El en los cielos. En ella habita la presencia de Dios por medio de su Espíritu Santo (es casa de Dios) (Mateo 16:13-18; Efesios 5:23, 25-27; Apocalipsis 19:7-8).

8. El Todopoderoso, Dios mismo en acción en medio nuestro. En los evangelios están registrados todos los milagros de gran envergadura que hizo, desde sanidades, liberaciones, resucitar muertos, alimentar a multitudes, calmar tempestades y las olas del mar; enumerarlos todos es imposible, pues, como dice el apóstol Juan, “que si se escribieran en detalle”, el mundo mismo no podría contener los libros que se escribirían (Juan 21:15).  Pero el milagro más portentoso de su Gracia fue y es el morir en la cruz y darnos salvación. Lo más glorioso es que desde su Trono su ministerio de Gracia y bendición sigue para todo aquel que cree y espera en Él. Jesús fue fiel hasta lo sumo; cumplió a cabalidad lo que el Padre le impuso, siendo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz. Por ello, al cumplir humildemente las demandas de la ley, al resucitar de los muertos, es exaltado y está sentado a la diestra de la Majestad (Filipenses 2:5-20; Hebreos 1:3b; Isaías 53),

9. Es el Autor y Consumador de la fe. Todo lo vivió y lo logró para que podamos confiar y esperar en su gracia, bondad y misericordia, caminando hasta la meta, reconociendo, confesando y arrepintiéndonos de todo pecado, perseverando en fe, puestos los ojos en Él., quien prometió estar con nosotras todos los días, hasta el fin del mundo. ¡Fiel es el que prometió!  Él nos guardará, nos amonestará, nos confrontará y nos disciplinará hasta que su imagen sea formada en nosotras.  (Hebreo 12:1-3; Romanos 8:28-29). ¡Es por esto y más que Jesús es superior a Moisés en todo! ¡Él es el todo en todo! ¡Él es Dios!

10. El pueblo de Dios, por amor y gratitud, se postra a sus pies y le rinde obediencia.

Si deseas seguir leyendo espera el próximo articulo...

Dios les guarde sin caída,

Katerine Genao

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