A continuación, presentamos unos
estudios realizados por UNICEF en el 2015 donde presenta a Latinoamérica en la
tercera posición de la mejor tasa de niños que inician la lactancia
materna dentro de la primera hora de vida. Al comparar la tasa con otros
continentes, América Latina está en tercer lugar con un 49%, el 55% Europa central,
oriental y la comunidad de Estados Independientes, el 59% en África ocupando el
primer lugar. Pero sólo en cinco de los veintiuno países latinoamericanos
de los que se disponen datos esto se aplica a la mitad o más de los lactantes.
Además, ninguno de los países alcanza a cubrir los dos años que se recomienda
prolongar la lactancia materna.
En América Latina existe un amplio espacio para
mejorar el momento del inicio de la lactancia materna. De hecho, en México
sólo el 22% de madres practican la lactancia materna exclusiva en los primeros
seis meses de la vida del recién nacido. En República Dominicana sólo el 7%. La
tasa global de lactancia materna exclusiva es el 38%. Perú tiene la tasa más alta de la
región con 68.3%, gracias en parte a una campaña del OMS/UNICEF que
incrementó la tasa de menos del 20% en 1992.
Años más tarde en América Latina y el
Caribe, esta práctica ha visto una disminución entre los años 2006 y 2012,
cayendo de un 22.3 a un 14.5%, respectivamente, siendo el medio rural el más
afectado (descenso de 36.9 a 18.5%). Además, se sabe que solamente el 38.8% de
los menores son expuestos al seno materno durante la primera hora de vida,
teniendo una duración promedio de 10.2 meses, y que únicamente el 40% de los
recién nacidos reciben LME los primeros 6 meses de vida.
El abandono de la práctica de la LME
se debe a diversos factores, dentro de los cuales se encuentran como los más
importantes que la madre sea una mujer trabajadora, el apoyo insuficiente
recibido en el ámbito familiar y/o laboral, la escasa educación respecto a los
efectos en el organismo del bebé y las técnicas adecuadas para brindar LME.
Lamentablemente estas cifras son
alarmantes y más en nuestro país, sé que somos una isla pequeña pero cuando nos
comparamos con Haití que esta nexo a nosotros y conociendo la condición de
dicho país realmente es inquietante la cifra.
Y créeme en un momento se volvió una frustración
para mí, empecé a cargarme y compararme con otras madres. Mi esposo empezó a
notar esta preocupación en mí y ambos orábamos a Dios para que sea Él quien
colocara la leche que nuestra pequeña necesitara.
Humanamente hice todo lo que estaba a
mi alcance, me informe sobre el tema, tome clases prenatales. Pero saben que
paso, al nacer nuestra beba por problemas de salud que yo presente el parto se adelantó
a las 37 semanas y ella nació con características “Macrosomicas” (bebe grande
para la cantidad de semanas). Por este motivo la beba tuvo que estar la primera
noche en observación y ser alimentada con leche en biberón. Mi leche vino a
bajarme al quinto día y tuvimos que seguirle dando leche de formula hasta ese
momento. Ella se acostumbró a la tetera y cuando la pegaba al seno no quería
hacer su labor de extraer la leche, esto fue una frustración para mí.
Al séptimo día fui a donde mi
pediatra y le explique lo que nos estaba pasando ella me indico como pegar a la
pequeña y me dijo “no le des leche hasta las 6 de la tarde” y en ese momento
eran las 12. “Ella tiene que aprender a hacerlo por si sola y lo hará cuando
sepa que no tiene de otra opción que tomar su leche del seno”.
Dios les guarde, mañana seguiremos con la continuación de esta serie.
Katerine F. Genao
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