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“Lactancia, una bendición dolorosa pero hermosa a la vez” (Parte 1)


Tenía ya un tiempo deseando poder escribir sobre esto, meditando en cómo abordar el tema pudiendo así contar un poco mi experiencia como madre primeriza y aprovechando la semana de lactancia y que en este mes nuestra pequeña Grace cumple su primer año de vida, qué mejor forma de tocar el tema.

Lamentablemente en nuestro país hay muchos tabúes con relación a este tema, muchas cosas que lamentablemente nos inculcan nuestras generaciones anteriores y que no van a nuestro favor para las que deseamos lactar a nuestros bebes a tiempo completo.

En tiempos antiguos las madres solían amamantar a sus hijos durante bastante tiempo, a menos que por alguna circunstancia se hiciesen necesarios los servicios de una nodriza. (Éx 2:5-10.) El momento en que el niño dejaba de ser amamantado y se le daba otro tipo de alimentación señalaba un cambio significativo en su vida. Este feliz acontecimiento podía ser motivo para un banquete, como el que preparó Abrahán en el destete de Isaac. (Gé 21:8.)

En aquellos días las mujeres por lo general amamantaban a sus hijos mucho más tiempo de lo que se acostumbra en la actualidad. A Samuel se le destetó cuando tenía suficiente edad como para estar bajo el cuidado del sumo sacerdote Elí y servir en el tabernáculo. (1Sa 1:24-28.) Debía tener por lo menos tres años, ya que los varones levitas eran registrados a partir de esa edad. (2Cr 31:16.) Raphael Patai (Family, Love and the Bible, Londres, 1960, pág. 175) dice de los niños árabes: “Se conocen casos de niños que fueron amamantados hasta los diez años”.

Aunque el niño ya no busca alimento en el seno materno después del destete, todavía goza de la sensación de seguridad y satisfacción que encuentra en los brazos de su madre. De manera semejante, David dijo que sosegó y aquietó su alma “como un niño destetado sobre su madre” y que su alma estaba sobre él “como un niño destetado”. Parece que halló sosiego, quietud y satisfacción para su alma debido a que no buscó prominencia, manifestó humildad, evitó la altivez y se retrajo de andar ‘en cosas demasiado grandes’.

El hecho de destetarlo a los tres años no indica que los niños se alimentaban sólo del pecho de la madre hasta esa edad, sino que no dejaban el pecho hasta cumplir tres años. Los bebés comían antes algunos alimentos suaves, pero su principal fuente era el pecho de la madre. Cuando le salían los dientes, y aunque todavía tomara el pecho, se le daba pan y otros alimentos suaves, para que fuera aprendiendo a comer solo.

Si eso es lo que hacían las madres de la antigüedad, es muy probable que sea lo más cercano a lo que es natural, lo más cercano a lo que Dios se propuso hacer. Igualmente, las madres que por su naturaleza no tenían suficiente leche para satisfacer el hambre del bebé, o perdían la leche antes de los tres años, pero no tenían otra mujer que les diera el pecho a su hijo (como una nodriza), resolvían el problema dándole leche de chiva, oveja o vaca.


Dios les guarde, mañana seguiremos con la continuación de esta serie.

Katerine F. Genao

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