“Así es el que acumula tesoro para sí, y no es rico para con Dios.”(Lucas 12:21).
Jesús se encontraba reunido con sus
discípulos y una gran multitud, enseñándoles acerca de principios cristianos. Y
tal y como se comentó en el programa “Estudiando las Parábolas,” este tema que
Lucas presenta en esta porción bíblica es algo que nos afecta a todas aunque en diferentes
grados.
Vemos en este pasaje, que uno de la
multitud se dirige a Cristo pidiéndole que actúe como árbitro en medio una disputa familiar por causa de una herencia.
Pero es evidente que Él no quiso asumir
ese rol; no quiso inmiscuirse en cuestiones temporales ni judiciales (v. 14). Sin embargo, si hace un
llamado de atención a todos a guardarse de toda forma de avaricia. Si hay algo
en lo que debemos estar claras es que Cristo en su carácter es juez de toda la tierra, pero Él no vino a
mediar conflictos terrenales ya que su reino no es de este mundo
(Juan 18:36). En esta parábola vemos que Cristo no vino a satisfacer
la necesidad del hombre con abundancia de bienes, pues su vida no consiste en
ello, sino que vino para que el hombre sea rico en Él para con Dios. (v.15, 21).
Hay
algunos principios que esta porción bíblica nos permite aprender, y me gustaría
que juntas los veamos:
- Este hombre rico estaba enfocado en su
herencia terrenal y no en la celestial, que es la que toda cristiana debe
perseguir. “Jesús respondió: Mi reino no es de este
mundo. Si mi reino fuera de este mundo, entonces mis servidores pelearían para
que yo no fuera entregado a los judíos; mas ahora mi reino no es de aquí.”
(Juan 18:36)
-No debemos ser estimuladas a obtener ventajas materiales (Proverbios 28: 16, 22).
-Jesús condena los litigios entre hermanos,
debemos sufrir el daño antes que demandar a nuestro prójimo o recibir ventajas
de ello. (Romanos 12:17-21; 1Corintios
6:7).
-Debemos estar advertidas de guardar nuestros
corazones de la avaricia(Lucas 12: 15ª;
Salmos 119:36).
-Nuestro gozo no debe estar cimentado en
las cosas materiales que este mundo pueda ofrecernos ya que estas no pueden
llenar los anhelos de nuestro corazón ni satisfacer las necesidades primordiales
de nuestro espíritu (Mateo 5:1-12).
- Nuestra salud no depende del bienestar de
las riquezas (Proverbios 4: 20-22).
-La abundancia de este hombre rico no lo
dejaba dormir y esto le llevó a pensar que era dueño absoluto de todo lo que tenía
y había logrado, pero “NO ES ASI”. Dios es el dueño TOTAL de todo lo que
tenemos y nosotros solo somos administradores.
-La avaricia por el dinero nos lleva a ser
unas NECIAS, y la necedad nos ciega y nos lleva a pensar y a actuar de forma
incorrecta (1Timoteo 6: 9-10).
-El ser avaras nos lleva a la cima de la
autosuficiencia, mostrando nuestra independencia del Señor, pues nuestra suficiencia y nuestra
fe no están cimentadas en Él sino en las
riquezas, haciendo de ellas el gran ídolo de nuestros corazones, y esto trae
consecuencias no gratas a nuestras vidas
(Efesios 5:3,5; proverbios 28:26).
-Las cosas carnales y mundanas son meras
necedades, no permanecen.
-Cuando una cristiana sustenta su vida
sobre las riquezas materiales, su condición es pobre y
miserable en medio de toda esa
abundancia, pues como dijimos, solo representan el ídolo que sustituye el Señorío y el poder vivificante de nuestro
Señor Jesucristo (Isaías 42:17;
Ezequiel 14: 1-8; Salmos 115:11; 2Corintios 6: 16- 7: 1).
No es sabio ni bueno confiar en las
riquezas, pues no nos servirán de nada en el día malo; sólo nuestra fe puesta
en Jesús y su Palabra nos da seguridad
de vida abundante aquí, y en la venidera en su santa presencia (Proverbios 11: 4, 28; Juan 10:10b; 1Juan
5: 11- 12; 1Tesalonicenses 1: 9- 10).
-Lo que es necesario para el alma y para la
vida eterna no es preocuparse solo del cuerpo y de esta vida terrenal, sino
buscar las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios (Colosenses 3:1-4).
Aplicación
general:
A)
La
descripción de “una mundana” es que “acumula tesoro para sí” (V.21), satisface constantemente su “YO”, no lo
crucifica a fin de ser discípula de Cristo, sino que su “YO” carnal persigue sus propios deleites, en la
abundancia de sus bienes terrenales. (Vs.
15)
B)
La
condición de “una mundana” es ser necia,
viviendo separada de Dios. “Así es ella”
(Vs.21), miserable y pobre en medio
de todas las posesiones materiales. Cristo nos declara que toda persona que sea
como aquel rico necio, le llegará el día en que le pedirán el alma cuando menos lo espere (V.20) y entonces tendrá que dejar sus
bienes a otros ya que no podrá llevarse a la tumba todo lo que tiene.
Entonces amadas, examinemos nuestros corazones a la luz de Su
palabra, y oremos para que Dios nos dé convicciones firmes para acumular
tesoros en los cielos donde nuestro mayor tesoro será imperecedero (V. 21). Procuremos velar por lo que es
necesario para el alma y la vida eterna en Cristo. ¡Desechemos las cosas del
mundo y enfoquémonos en el Señor,
haciendo su voluntad para su gloria!
(1 Juan 2: 15 – 17).
Dios les guarde sin
caída!
Katerine F. de Genao
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