“Débora, profetisa, mujer de Lapidot, juzgaba a Israel en aquel tiempo; y se sentaba debajo de la palmera de Débora entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín; y los hijos de Israel subían a ella a pedir juicio.
(Jueces 4: 4-5)
Débora fue uno de los jueces más sobresalientes. En aquella época, el que una mujer como ella tuviera que asumir una posición de autoridad, fue una evidencia de decadencia. Fue un indicio de debilidad y de una época de laxitud. Cuando Barac dice en Jueces capítulo 4, “No iré a esta batalla al menos que vayas conmigo”, (parafraseando el versículo 8) si fue a causa de incredulidad o simplemente porque respetaba su caminar con Dios, por la razón que fuera, él le dijo, “necesitas ir conmigo a la batalla”. Ella estuvo dispuesta a acompañar a Barac a la batalla. Ella dice en el verso 9 de jueces capítulo 4, “yo seguro que iré contigo”. ¿De quién fue la idea? No fue de ella, sino de él. Ella estaba respondiendo. Ella está creando una situación y una circunstancia donde él se libera y está capacitado para dirigir. Entonces él le dice, “Ve conmigo”. Ahora, pudiera ser que él estuviera muerto de miedo. Tal vez por eso lo estaba diciendo. Pero ella responde a esto, y le dice, “Yo seguro que iré contigo”.
John Piper en una ocasión, decía: “Una mujer que cree que debe guiar a un hombre hacia un nuevo comportamiento debe hacerlo en una manera que muestre apoyo a su liderazgo”.
Ese día, Barac y Débora obtuvieron una gran victoria al derrotar al ejército de Sísara. A partir de ese momento el poder de los cananeos en Galilea decayó hasta que dejaron de ser una amenaza para Israel. La muerte misma de Sísara es un ejemplo extraordinario del juicio que Dios trae contra los enemigos de Israel.
Que podemos aprender de Débora:
1. Su vida nos ilustra cómo ser mujeres de influencia, pero de manera piadosa y femenina.
2. Ella actúa de manera tal que afirma y levanta el liderazgo masculino.
3. Su rol era el de proveer una oportunidad para que los hombres cumplieran su llamado diseñado por Dios como líderes, como defensores y protectores.
4.Vemos a Débora en un rol de ayuda en este pasaje.
5. Débora era una mujer que amaba exhortar a su pueblo; ella era una alentadora.
6. Ella le estaba recordando a Barac que Dios estaba ahí.
7. Débora fue la que tuvo fe. Pero al final, cuando en el Nuevo Testamento la historia fue contada, la fe de Barac fue la reconocida (Hebreos 11: 32).
El papel que Débora jugó en los capítulos 4 y 5 del libro de los Jueces fue más bien de “ayudadora” conforme a su diseño dado por Dios (Gen. 2:18). Fue una receptora; alguien que recibe; alguien que afirma, que fortalece y levanta el liderazgo masculino.
Dios creó a la mujer, para ser ayudadora. Dios no creó al hombre para ser ayuda para las mujeres. Los hombres tienen la responsabilidad de proveer y de proteger, pero las mujeres fuimos creadas con el propósito distintivo de ser la ayuda adecuada para ellos; de adaptarse, de encajar, de ayudar, de fomentar y fortalecer.
Veo en Débora, una mujer de fe y de valor. Para mí, el legado de la vida de esta mujer… es que a través de su fe y de su valentía, los hombres de sus días se convirtieron en hombres de verdad.
Bendiciones a todos,
Katerine Fernández
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