“Pero murió Elimélec, esposo de Noemí, y ella se quedó sola con sus dos hijos.4 Éstos se casaron con mujeres moabitas, la una llamada Orfa y la otra Rut. Después de haber vivido allí unos diez años,5 murieron también Majlón y Quilión, y Noemí se quedó viuda y sin hijos.
(Rut 1:3-5)
El nombre de Noemí quiere decir: Dulce, amable o placentera. Probablemente su carácter reflejaba el significado de su nombre, pero eso tuvo un gran cambio cuando la adversidad la visitó en tierra extraña. La historia está ubicada en los días cuando los jueces gobernaban en Israel, cuando la familia de Elimelec, impulsada por el hambre, emigró a la tierra de Moab. Allí una gran tragedia les alcanzó. Primeramente, Noemí quedó viuda, muere Elimelec; más tarde mueren sus dos hijos Mahlón (esposo de Rut) y Quelión (esposo de Orfa), quedándose sola con sus dos nueras, Orfa y Rut. Finalmente, Noemí decide regresar a su tierra al saber que no había más hambre en Judá, y comienza su viaje acompañada de Rut y Orfa, sus nueras.
Es entendible que haya gran tristeza en estas tres mujeres, ya que las tres quedaron viudas, sin embargo, en Noemí es aún más grande, ya que no solamente perdió a su esposo como es el caso de Rut y Orfa; sino que para ahondar más su dolor, perdió a sus dos únicos hijos también; y sin embargo, a pesar de todo eso, dentro de ese corazón completamente acongojado todavía, queda espacio para preocuparse por sus nueras y por lo que podría pasar con ellas en lo adelante.
Y Noemí da comienzo a una interesante conversación con ellas dos: “Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido." (Rut 1:8, 9).
¡Cuán reveladora es esa relación que existía entre suegra y nueras en este pasaje! La preocupación por ellas es tal, que incluso les habla de un futuro matrimonio, de alguien que pueda cuidarles nuevamente. Fíjense que enriquecedor es todo esto: Primeramente reconoce lo buenas esposas que fueron, y en segundo lugar, lo buenas que habían sido y estaban siendo con ella hasta ese momento. Simplemente las despide y las anima a regresar, y la Palabra dice más adelante:…… "luego las besó"(verso 9); no fue un simple beso; esto habla de un amor grande de Noemí hacia sus hijas (nueras), de una tierna despedida; sin embargo, no deja de sorprendernos la reacción de ellas al no querer dejarla sola.
Noemí estaba consciente de su futuro, de la soledad a la que se enfrentaría; pero era más fuerte la preocupación por ellas que su propio bienestar: "Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí." (Rut 1:12, 13).
Esta triste mujer tuvo que regresar a Belén. Salieron 6, y ahora vuelven 2. Pero volvió! Cuando regresó, tuvo que confrontar la fama de una mujer que sufrió una desgracia. A La llegada de ellas, el revuelo no se hizo esperar; la población se conmovió por lo acontecido a Noemí y se preguntaban: "¿No es ésta Noemí?"(1:19) Obviamente habían pasado muchos años, y si le sumamos el dolor, nos habla del gran cambio que se veía en Noemí, y ella contestó: "No me llaméis Noemí [placentera], sino llamadme Mara [amarga]; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías."(1.20-21).
Ella estaba preocupada por el bienestar de sus nueras, pero al mismo tiempo, en su interior, tenía sus luchas; y encontramos en Noemí el tipo de creyentes que al quedar desamparados, conciben y piensan con ligereza que Dios está en su contra (1:13b). Un día confiesan la misericordia divina (1: 8), y al otro día creen lo contrario (1: 13b, 21b).
A menudo, nuestras dificultades o problemas parecen demasiado grandes para nosotros, al grado de no permitirnos ver las bendiciones que el Señor nos está enviando, y que la mayoría de las veces, está tan a nuestro alcance poder encontrar alivio o respuesta a nuestras muchas dudas, sumergiéndonos en Su palabra; pero nos gana el "POBRECITO DE MI" o ¿"POR QUÉ A MI" ?.
Noemí no tenía aún idea de la gran bendición que sería Ruta para su vida, descrita en la propia Palabra “como mejor que 7 hijos” (Rut 4:15); y ni la misma Rut tenía idea de la gran recompensa que le esperaba por la fidelidad mostrada, no solamente a su suegra, sino a Dios mismo cuando pronuncia: “Tu Dios será mi Dios” (1:16).
A veces tenemos que perder para que nos volvamos a Dios. Cuando nos volvemos a Él, Él da testimonio a favor nuestro. Él respalda nuestra vida, nuestra reputación. Podrán hablar mal y hasta ir en contra de nosotros, pero Dios, que conoce que nos hemos rendido a Él de corazón, , vela y pelea, y nos defiende (Salmos 34: 4-7).
Salir sin la voluntad divina lleva a la ruina y a la desgracia. En la biblia vemos varios ejemplos sobre ello como: Lot se fue a Sodoma, vio que era bueno, creyó escoger lo mejor; y al final fue destruida con azufre y fuego (Génesis 19); Jonás se fue a Tarsis en desobediencia, creyendo que era su escapatoria, fue lanzado al mar y se lo tragó un gran pez (Jonás 1 ); Saulo, amenazante perseguidor de los discípulos y creyentes en Cristo, busca permisos ante el Sumo sacerdote para apresarlos y llevarlos a Jerusalén, y de camino a Damasco fue impedido por Dios mismo, quien le habló desde los cielos, lo tumbó a tierra, lo confrontó y lo dejó ciego por tres días.(Hechos 9 ). Noemí se fue a Moab buscando mejor vida y lo perdió todo. Debemos preguntarnos: ¿por qué ha cambiado nuestro placer por amargura? En nuestra evaluación, dejemos a Dios ministrarnos la respuesta y el remedio.
Esta es una historia contada en 4 capítulos, que abarca aproximadamente 11 años. El libro de Rut nos da un amplio panorama de lo que significó ser leal, obediente, responsable, fiel y amoroso. Por un lado, Rut es premiada, ya que ella entra la línea directa de nuestro Señor Jesucristo; y Noemí se llena de gozo nuevamente.
Bendiciones,
Katerine Fernández.
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