El apóstol Pablo también en una de sus epístolas nos insta y
motiva a seguir el ejemplo de Jesús y
tener vidas que lo reflejen:
“Por lo
demás, hermanos, regocijaos, sed perfectos, confortaos, sed de un mismo sentir,
vivid en paz; y el Dios de amor y paz será con vosotros.”
(1 Corintios 13:11)
En este versículo Pablo realiza 5 pedidos a
los corintios, que podría decirse que abarcan todo lo que Dios pide de los
cristianos dentro de la iglesia:
· Tened gozo
· Perfeccionaos
· Consolaos
· Sed de un mismo sentir
· Vivid en paz
· Tened gozo:
Como cristianas estamos llamadas a tener un GOZO inefable, constante no
importando nuestra circunstancia y condición. El
gozo es una palabra muy utilizada en la Biblia. Sólo en el NT se menciona 58
veces, de las cuales 8 son en 2 Corintios.
Un diccionario común lo define como placer, deleite, júbilo, alegría. Sin embargo, el significado bíblico va más allá, y podría definírselo como una alegría permanente que nace del interior de la persona que cree en Cristo. No es una emoción, sino una calidad de vida, y no necesariamente refleja alegría exterior. Y es a esta última definición a la que Pablo apela, al decir “Tened gozo”. El verdadero gozo cristiano no depende de las circunstancias (1 P. 1:6-8)
· Perfeccionaos:
La idea de perfección en la Biblia tiene
que ver con la completitud. (Stgo. 1:4)
"Sin que os falte cosa alguna" Otro texto que ilustra esta idea
es (Ef. 4:11-13) "A la medida de la
estatura de la plenitud de Cristo" "Perfeccionaos", dice Pablo. En otras
palabras, busquen ser completos, crezcan espiritualmente.
Cada una en un autoexamen puede ver que hay aspectos de la vida cristiana en los que puede considerar que se está bien, pero otros que no. Los corintios tenían como punto débil de sus vidas cristianas la carnalidad y la relación no óptima con sus hermanos, y eso les dice Pablo que deben arreglar para poder llegar a ser completos.
En el texto de Efesios se dice que los dones han sido dados a los santos para perfeccionar a los santos para la obra del ministerio. Cada creyente es responsable ante Dios por la administración de su don, es decir, qué hace con él. El uso de los dones promueve la perfección, por lo tanto una respuesta a cómo perfeccionarnos sería: Usemos nuestro don. (2 Ti. 3:16,17) El propósito de la Biblia es que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
· Consolaos:
Otras versiones traducen esta palabra como
Animaos, o también como Sed confortados. No tanto se refiere a consolarse o
animarse mutuamente, sino a recibir la exhortación con buen espíritu, y actuar
en consecuencia. Pablo les decía a los corintios: no se sientan mal por todo lo que les escribo, sino anímense y
aplíquenlo.
El creyente espiritual recibe la exhortación con buena voluntad, pero el que es carnal a menudo "se ofende" o se "molesta" cuando se le dice algo que debería hacer y que no hacer. A los corintios les sucedía esto, por lo que el consejo bíblico era Consolaos o Animaos. (Heb. 13:22) otra versión dice "que recibáis bien esta palabra de exhortación".
· Sed de un mismo sentir:
Muchos otros textos mencionan la misma
idea. Este
texto apunta hacia el área de los sentimientos, como (Ro. 12:16). Otros,
apuntan al área de los pensamientos, como (1 Co. 1:10). En ambos casos,
podríamos argumentar "somos diferentes, no podemos sentir o pensar igual
que el resto de nuestros hermanos". Sí podemos. Tenemos la mente de
Cristo, y debemos pensar los pensamientos de Cristo. Pablo decía en (Gá. 2:20) "y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí". Así sí es posible pensar y sentir igual en aquellos
aspectos ordenados por la Palabra. Cristo no anula la personalidad, pero la
moldea si estamos dispuestos a permitir que lo haga.
Somos llamadas a ser "solícitas en guardar
la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz". Debemos poner nuestro
esfuerzo para mantener esta unidad ya lograda por Cristo.
· Vivid en paz:
Que sea la paz nuestra forma de vida. No que tengamos paz ahora solamente, sino que pueda convertirse en algo propio de nuestras vidas. (Ro. 12:18) "En cuanto de vosotros dependa" no se refiere a la posición de espectadoras, sino a hacer todo lo posible por vivir en paz. Aún cuando otra sea la que nos haya ofendido, buscar nosotras la oportunidad de restablecer la paz. (Ro. 14:19) Si no hay paz, imposible que haya mutua edificación. Si cumplimos todo lo que precedía a estas palabras en el texto considerado, podremos tranquilamente vivir en paz.
En el verso 21 de 1ra. De Pedro: El sufrimiento nos es común a todos. En este mundo sufren los que no tienen, y de igual manera sufren los que mucho tienen. Como alguien dijo, "los que no tienen sufren por falta de pan y los que tienen pan sufren por falta de salud para comer el pan".
Sin embargo, los sufrimientos de Cristo que formaron parte de su sacrificio llegan a ser inenarrables, pues la muerte de Jesús fue más devastadora e intensa de lo que nosotras pudiéramos imaginarnos y sufrir. Nadie podrá culpar a Dios de estar indiferente ante el dolor humano, si primero no conoce aquel Dios del sufrimiento. Pedro nos dice que Jesús padeció por nosotros y con ello nos dejó su ejemplo. En Cristo tenemos el ejemplo de sacrificar su gloria eterna, aquella que tuvo con el Padre antes que el mundo fuese, para hacerse como uno de nosotros.
Otro apóstol que conoció muy bien a Jesús, fue Juan, a quien se conoce "como el discípulo amado". Al referirse a Cristo como modelo a seguir, dijo: "Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis" (Jn. 13:15).
Seguir el ejemplo de Jesús es una garantía que toda la influencia que recibamos de él afectará nuestra vida positivamente con las más grandes virtudes y con los más grandes dones jamás superados por líder alguno. Seguir sus pisadas es enrolarse en la demanda de su discipulado. Una auténtica discípula aprenderá la verdad de Cristo en el camino de la obediencia.
Tal obediencia exige el sometimiento de las ambiciones y propósitos egoístas. Fue el mismo Jesús quien estableció las condiciones para todas aquellas que nos dispongamos seguir sus huellas, cuando dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mi, niéguese a si mismo, y tome su cruz cada día, y sígame". (Mt.16:24). No podía ser de otra manera. La vida de Jesús como ejemplo a seguir está enmarcada dentro de estas demandas, solo que "su yugo es fácil y ligera su carga".
¿Lo seguimos nosotras de esta manera?
Por Katerine Fernandez
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