“ ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera lucen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia. Así también vosotros, por fuera parecéis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.”
Mateo 23:27-28 (LBLA)
Los tiempos van cambiando y la tecnología va avanzando; y constatamos que definitivamente las redes sociales han acaparado los últimos tiempos, y ya no es una novedad que una persona tenga más de 500 amigos y/o seguidores en su red social. De una forma u otra, el mundo ha vendido a la sociedad el hecho de que a través de estos medios podemos ser más populares o más personas pueden ver quiénes somos, qué hacemos, hacia donde vamos e incluso admirarnos por quienes somos.
Actualmente, muchas veces como mujeres cristianas, el enemigo nos tienta a ser de una forma en la casa y de otra en nuestras iglesias e incluso en nuestras redes sociales. Lo más triste de esto es que pensamos que presentando una imagen de santidad y perfección hacia nuestras hermanas en Cristo y nuestros líderes, esto nos dará un “plus” en el cielo. Si nuestras vidas contradicen las creencias que profesamos, entonces somos unas hipócritas (Mat. 23: 27b-28). Dios anhela que vivamos vidas transparentes, que seamos sinceras y constantes en nuestra forma de pensar y obrar. (Santiago 1:8)
En estos últimos tiempos nos preocupa tanto estar solas, sin una amiga con quien platicar, sin un novio a quien admirar o sin un esposo a quien respetar. Pero dejamos pasar en alto el hecho de que el tener estas cosas no nos dará el gozo en Cristo que cada una de nosotras necesitamos tener. Nos preocupa tanto el estar solas, que nos olvidamos de quien realmente es el merecedor de nuestro tiempo completo y sin desperdicios: “DIOS”.
Es hermoso tener buenas amigas en Cristo que nos ayuden a vivir vidas piadosas, amigas con las que podamos rendir cuentas y velar las unas por las otras por la condición espiritual de cada una. Estamos llamadas a ser amigas verdaderas (Prov. 18:24 / 17:17). Pero también debemos recordar, que debemos buscar fervientemente tener una amistad con Cristo a profundidad. (Juan 15: 13-15)
En ocasiones, no deseamos cultivar relaciones genuinas, por el temor a que nos quiten nuestra propia autoridad. Estamos a veces tan negadas a aceptar que la sumisión nos pone bajo la protección de Dios siempre (Ef. 5:2), y la rebelión, nos expone al ataque de Satanás todo el tiempo (1ra. Samuel 15:23).
Mi oración es, que juntas podamos rendir ante el Padre nuestra disposición de ponernos bajo la autoridad que Él ha establecido, ya que esta es la mayor evidencia de cuán grande creemos quién es Dios. (Prov. 21:7) Por todo esto, mi anhelo es, que juntas comprendamos que las relaciones son un gran regalo del Padre si las vivimos con una actitud sana y genuina.
Bendiciones,
Kate
Comentarios