
He estando meditando en este texto que se encuentra en Mateo 6:25-34, sé que muchos de ustedes lo han leído montones de veces y Dios ha ministrado a sus vidas de una forma muy particular al momento de toparse con él en la lectura de su palabra. Estando un domingo de estos en la iglesia en uno de nuestros servicios dominicales, he sentido que Dios ha traído a mi memoria este texto. No sé si a ustedes les ha pasado que en medio de una predicación, a veces son tantas las cosas que a menudo pasan por nuestras cabezas que nos vamos lejos… sumergidos en nuestros pensamientos y nos olvidamos del lugar en donde estamos. ¡Pues a mí me ha pasado, lo confieso!. Y ahí es donde viene a mi vida este texto sobre el afán y la ansiedad.
Es bueno recordar a través de su palabra que el afanarnos nos quita nuestro gozo, nos desenfoca de nuestro norte a seguir, era como decía el apóstol; ¿Por qué afanarnos?, siempre me conforta recordar que nuestro amado Dios tiene un absoluto cuidado de su creación y lo vemos en el verso “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?”(6:26)
No se para ti, pero para mí esto es alentador; el ver que yo valgo mucho más para mi Señor me conforta, alienta y regocija mi corazón. Es decir que por más que nos afanemos en lograr cosas terrenales y sobre todo pasajeras; esto no añadirá una pulgada a nuestra estatura (V.27). A veces nos preocupamos tanto en ¿Que comeremos mañana?, ¿Con que pagaremos nuestras deudas?, o ¿Que vestiremos?, en fin; estamos ansiosos por todo y nos olvidamos de este pasaje “Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?”(6:30).
Reconozco que el afán o preocupación es algo que el hombre de hoy lo experimenta a diario, o ¿Quién puede decir que no tiene problemas, ya sea económicos, familiares, emocionales o cualquier otro?. Es allí donde nuestro Dios nos pide que marquemos la diferencia con el mundo. Hoy más que nunca en nuestra sociedad se vive las consecuencias del afán, lo que se conoce como estrés. Causado mayormente por las tensiones que se viven día a día; esto tiene tanta fuerza que muchas veces los hijos de Dios, cuando han descuidado este aspecto de la vida espiritual, son arrastrados por la masa; Lo que desencadena en la pérdida del gozo y paz en el Señor, en perder el disfrute de las bendiciones que recibimos de parte de Dios.

Recordemos,“Echar toda nuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de nosotros.” 1 Pedro 5:7
El apóstol nos exhorta a poner nuestra mirada en las cosas celestiales, nosotros somos pasajeros en este mundo, embajadores de Cristo aquí en la tierra; por lo que no podemos apegarnos a nada absolutamente a nada en este lugar temporal. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”(6:33)
Es sumamente gratificante deleitarse en su presencia, en lo que Él es, en sus misericordias para con nosotros sobre todo cuando nos sentimos ansiosos y fatigados por andar afanados. Si Él te satisface entonces será suficiente para tu vida y esta marchara diferente.
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios
en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4: 6-7

Según las estadísticas: “La ansiedad es totalmente dañina. Las dos enfermedades típicas de la vida moderna son la úlcera en el estómago y la trombosis coronaria y en muchos casos ambas resultan de la excesiva preocupación. Es un hecho médicamente comprobado que quienes más ríen, más viven. La ansiedad que desgasta la mente, también desgasta el cuerpo, junto con ella. Afecta la capacidad de juicio en el hombre, disminuye su poder de decisión y lo hace progresivamente cada día más incapaz para enfrentarse con la vida.”
Cuantas cosas negativas producen el afán y la ansiedad; sin embargo que positivo es ver que quienes más ríen - más viven y mejor aun quienes más están pegados del manto del Señor, menos ansiosos y afanosos estarán; porque se sentirán seguros y la paz que emana la presencia de Jesús sobrepasará todo estrés que podamos tener.
Lo que nuestro Dios nos prohíbe es el afanarnos, el angustiarnos por el mañana, ese temor ansioso, enfermizo que es capaz de eliminar toda posibilidad de gozo en la vida de nosotros como creyentes. Este texto lo completa todo, “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.” Salmos 46:10
Es tan difícil para nosotros estar quietos y reconocer que en nuestro Dios está el control de todo, que su voluntad es perfecta, que lo que Él tiene para nosotros es mucho mejor que lo que podamos imaginar, que su amor es Inagotables, que no importa lo bajo que hayamos caído, Él a pesar de eso nos levanta y nos ama por encima de nuestra falta, cuando nos arrepentimos.
No, definitivamente si nosotros entendiéramos esto, el afán y la ansiedad no entrarían en nuestro territorio; si la puerta de nuestros corazones tuviera en sus dinteles; “El afán y la ansiedad no son bienvenidos en este lugar porque aquí reina Cristo”, todo fuera diferente.
Para concluir, no entremos en ansiedad por lo que nos preocupa del mañana; dejémoslo todo en manos de Jesús y vivamos nuestro presente confiando ciegamente en EL.
Bendiciones,
Kat.
Comentarios
Bendiciones!
Un abrazo!
Hace unos dias aunque en otro tenor yo abordé el tema en mi blog.
Aqui lo comparto contigo y tus lectores.
http://elrincongozoso.wordpress.com/2010/11/04/si-amas-a-dios-todas-las-cosas-te-ayudaran-a-bien/
Bendiciones