Después de meditar en estos días en lo que el mundo entero recordaba, la
crucifixión de Cristo, esto me lleva pensar que cuando Jesús estuvo en la
tierra hubo mucha confusión acerca de quién era Él. Algunos pensaron que era un
hombre sabio o un gran profeta. Otros pensaron que estaba loco. Y otros
permanecieron indecisos o indiferentes. Pero Jesús dijo: “Yo y el Padre uno somos” (Juan
10:30). Eso quiere decir que Él
era nada menos que Dios en carne
humana.
Hoy en día mucha gente no entiende el hecho de que Jesús declarara que
era Dios. Estas personas son felices
pensando que Él era poco más que un gran maestro moral. Pero aún sus enemigos
entendieron las declaraciones que Él hizo de Su deidad, y por esta razón ellos trataron de apedrearlo
hasta matarlo (Juan 5:18; 10:33) y eventualmente lo condenaron y lo crucificaron
(Juan 19:7, 17-18).
C.S. Lewis escribió en una ocasión: “Tú
puedes tacharlo de necio, tú puedes escupirle y matarlo como a un demonio o tú
puedes caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no salgamos con ideas
absurdas de que Él fue un gran maestro. Él no nos ha dejado abierta esa
posibilidad. Esa nunca fue Su intención”.
Y como decía Aileen en el programa pasado, es difícil separar las tres
personas de la trinidad, y si vamos a Juan
5:22-23, 30 veremos lo siguiente “Porque
ni aun el Padre juzga a nadie, sino que todo juicio se lo ha confiado al Hijo,
para que todos honren al Hijo, así como honran al Padre” y en el versículo
30 Jesús mismo dice “Yo no puedo hacer
nada por iniciativa mía; como oigo, juzgo, y mi juicio es justo porque no busco
mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Juan 16:8 nos habla del
rol del Espíritu Santo “Y cuando Él
venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado,
porque no creen en mí;” Es evidente que los tres, Dios Padre, Hijo y Espíritu
Santo, tienen un rol al momento del juicio, pero la realidad es que, con
nuestra mente tan finita, nos es imposible entender totalmente la Trinidad y
asimilar que, en un solo Dios, hay 3 personas.
Si las declaraciones bíblicas de Jesús son verdaderas, ¡Él es Dios! Cuando Jesús vino al mundo para redimir a los
suyos de la paga del pecado como la muerte. El vino como el Mesías, el
Salvador; pero en su segunda venida Él no viene en la misma posición.
Todos los que rechacen a Jesús como su Señor y Salvador lo enfrentarán
un día como su Juez: “Pero Dios,…ahora
manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha
establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a
quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”
(Hechos 17:30-31).
En 2da. Tesalonicenses, capítulo
1, cuando el apóstol habla de que Dios
juzgará a los pecadores en la venida de Cristo, leemos lo siguiente
en los versos 7 al 9: “y a vosotros que
sois atribulados, daros reposo con nosotros, Cuando se manifieste el Señor
Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro
Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder”
Si de algo estoy plenamente segura es que Jesucristo es un juez justo, y
como dice el texto que usamos de base: “Vosotros
juzgáis según la carne; yo no juzgo a nadie. Pero si yo juzgo, mi juicio es
verdadero; porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió” (Juan
8:15-16).
Su juicio es VERDADERO, no es como nosotros, que en esta humanidad caída
juzgamos según nuestros deseos. Nuestro amado Dios es perdonador y borra nuestras
transgresiones, pero aborrece el pecado. Dios es justo y santo, y por esto, no
puede pasar por alto los pecados del hombre; y desde Génesis 3, con la caída de
Adán y Eva, todos sus descendientes somos injustos en nuestra forma de pensar y
actuar, como leemos en Romanos 3:10 “NO
HAY JUSTO, NI AUN UNO.”
El pecado desata la ira de Dios: “Dios
es juez justo, y un Dios que se indigna cada día contra el impío. Y si el impío
no se arrepiente, El afilará su espada; tensado y preparado está su arco”
(Salmos 7:11-12).
Lo más trascendental de todo esto, es que Dios nos ve a través de su
hijo Jesucristo, y el apóstol Pablo en Romanos
3:25-26 nos lo muestra: “a quien
Dios exhibió públicamente [a Cristo] como propiciación por su sangre a través
de la fe, como demostración de su justicia, porque en su tolerancia, Dios pasó
por alto los pecados cometidos anteriormente, para demostrar en este tiempo su
justicia, a fin de que Él sea justo y sea el que justifica al que tiene fe en
Jesús.”
Por lo tanto, Dios conserva su justicia intachable mientras que, al
mismo tiempo, muestra misericordia a aquellos que tienen fe en Jesús, sin
importar cuántos o qué tan monstruosos fueran sus pecados. ¡Esas son buenas
nuevas!
Todos necesitamos de un redentor, un abogado ante el Padre, y sobre
todo, un Juez Justo que tenga misericordia de nosotros y no nos pague según
nuestro pecado, y todos esos calificativos los tiene JESUCRISTO. ¡Sea su nombre
glorificado!
¿Quién dice la Biblia que es Jesús? El Dios viviente, el Santo, el
Salvador, el Redentor, el único objeto válido de fe salvadora, el Señor
soberano y el JUEZ JUSTO.
¿Quién dices tú que es Jesús? Esa es la pregunta ineludible y
obligatoria. Tu respuesta es de vital importancia y tiene peso eterno. Sólo Él puede redimirte, librarte del poder y
de la paga de tus pecados, que es la muerte, de la condenación y la ira
venidera. Sólo Él puede transformarte y restaurarte para que tengas comunión
con Dios, y dar a tu vida propósito eterno.
Dios les guarde!
Escrito por Katerine F. Genao.
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