“Y poco después, El comenzó a recorrer las ciudades y aldeas, proclamando y anunciando las buenas nuevas del reino de Dios; con El iban los doce,2- y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,3- y Juana , mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y Susana, y muchas otras que de sus bienes personales contribuían al sostenimiento de ellos” (Lucas 8:1- 3).
Al estudiar la vida de María Magdalena (porque era oriunda de la región de Magdala), vemos el gran amor de Jesús por ella, cómo la sanó, la libertó, la transformó y la hizo una discípula suya. María Magdalena siguió al Señor literalmente y espiritualmente, le sirvió con sus bienes, le siguió desde Galilea, le siguió en su ministerio, hasta la cruz, la sepultura y la resurrección.
Fue fiel y valiente hasta el final, su compromiso fue incondicional, igual que su amor. ¿Somos nosotras verdaderas discípulas y seguidoras de Jesús? ¿Es nuestra fidelidad a Él como la de María? Definitivamente, necesitamos mujeres como ella; es mi deseo que juntas oremos para que nuestras vidas sean cambiadas por Dios de la misma manera que la de María Magdalena, y entregadas como ella la entregó a su Salvador.
Ella había sido una mujer que tenía ya un largo tiempo siendo atormentada por demonios, y vemos su liberación en Lucas 8:2 (Y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,). No me quiero imaginar lo difícil que debió haber sido para esta mujer tener que lidiar con esta situación, pero es digna de imitar su actitud de arrepentimiento y sumisión ante aquel que marcó un antes y un después en su vida.
María fue:
1-Sanada y cambiada para servir (Lucas 8:2-3; Marcos 15: 40-41).
2-Fue valiente ante la cruz (Mateo 27:55-56; Marcos 15:40-41; Lucas 23:49; Jn19:25).
3-Fue fiel a Jesús (Mateo 28:9; Juan 20:17-18).
4-Fue grandemente tocada por el amor del Señor y cuando Él es sepultado; su profundo agradecimiento la fortaleció para vencer temores y peligros, y buscar especias aromáticas para ungirle, demostrando así su disposición de servicio aún después de su muerte (Marcos 16:1).
5-Fue comisionada junto a las otras mujeres por los ángeles y por el mismo Jesús para que llevara las buenas noticias de resurrección a sus discípulos que estaban escondidos.( Lucas 24:1-11; Marcos 16: 2-7; Mateo 28:1-10;Juan 20:11-18 ).
6-Fue testigo ocular de la resurrección de Jesús. Tuvo el gran privilegio de ser la primera persona que le vio resucitado, y que le adoró postrada a sus pies (Mateo 28:9; Juan 20:13- 16).
Aunque se asocia a María Magdalena con la mujer “pecadora” y que ungió los pies del señor Jesús en casa de un fariseo llamado Simón (Lucas 7: 36- 50), no existen evidencias bíblicas para confirmar eso. John Macarthur en su Biblia de estudio lo expresó así: "No existe razón alguna para identificar a esta mujer con María magdalena como algunos lo han hecho”
Además se dice que era “prostituta,” y existe la opinión que de ser así, Juana, la mujer de Chuza, mayordomo de Herodes, y las otras mujeres, no se habrían mezclado con ella. María Magdalena tenía un lugar en el grupo tan importante como el de ellas: servían a Jesús de sus bienes, demostrando esto que también gozaban de una buena posición. (Lucas 8: 1-3).
De todas maneras; Jesús perdonó sus pecados, la sanó de espíritus malignos, la hizo libre, restauró su equilibrio emocional, espiritual y físico, fue reinsertada en la sociedad, con libertad total; y por su fe, fue salvada, y recibió paz. ¡Qué bendición!
Su amor hacia Jesús fue tan genuino, que todo lo que era, su vida y sus posesiones, lo rindió a su Dios en gratitud. Ella le buscó tesoneramente, y Él la encontró, y la llamó por su nombre; ¡MARÍA! ¡Él la conocía!
La Palabra nos exhorta: “Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cerca” (Isaías 55:6).
“Me buscaréis y me encontraréis, cuando me busquéis de todo corazón” (Jeremías 29: 13).
María Magdalena fue el más hermoso ejemplo de la Gracia y el Amor de Dios en beneficio de una persona que iba camino a la destrucción, con su mente entenebrecida, muerta en delitos y pecados. Como vaso de barro fue quebrada y partida, hecha de nuevo por El Alfarero, quien vertió en ella Su Tesoro Glorioso; Y María, restaurada y completada, lo rinde todo a su servicio; y el perfume de su amor derramado, se lo devolvió como ofrenda grata cada día que caminó con Él, en obediencia y sumisión, velando por todas las cosas que le eran necesarias, de manera fiel, firme y agradecida; por ello como vimos, quiso rendirle honor aún en su muerte, al buscar ungir su cuerpo sin vida.
En nuestro caso, preguntémonos y meditemos en lo siguiente: Y yo, ¿qué atesoro como vasija de barro que soy? ¿Estoy llena de un perfume precioso para mi Señor? O solo de simples banalidades de este mundo? Y yéndome aún más lejos, ¿estaría dispuesta a dejar romper por El Alfarero Divino, este vaso que he guardado con tanto celo, para ser vaciada de lo que no le glorifica y ser suplida de lo que verdaderamente a vida eterna permanece? ¿Anhela mi alma realmente ofrecerme como sacrificio vivo y santo ante el que es solamente digno de semejante honor?
Kenneth G. Smith en su libro- Learning to Be a Woman dijo “Una mujer llega a ser mujer cuando es lo que Dios quiere que sea”. Esta frase es tan cierta que me hace preguntar, ¿Cuál es mi verdadera plenitud en la vida?, si lo es Cristo, esto me sacia por completo. Definitivamente la plenitud de vida para una mujer cristiana comienza con la soberanía de Cristo en cada área de su vida.
Deseo decir así como María (La madre de Jesús) le dijo una vez al Ángel que la visitaba: “He aquí la sierva del Señor, haz conmigo como tú quieras.” Esto, mis hermanas, es doloroso, porque el morir a nuestro YO; no es nada fácil. Pero si nos acerca más a Él, y nos permite ser modeladas por ese alfarero que quiere transformarnos a su imagen y semejanza, debemos aceptar Su Voluntad. María Magdalena pasó por un proceso de dolor por su pecado y enfermedad, luego al ser salvada y sanada por Jesús, lo que le siguió a eso fue una vida plena en ÉL. Si hoy has sido sanada para servir como lo fue María Magdalena, es mi oración que juntas, nos postremos en actitud de oración, y le pidamos a nuestro Dios que reciba nuestra alabanza y rendición en señal de agradecimiento en nuestro servicio a Él.
Bendiciones!
Katerine Fernández
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