“El amor es paciente, es bondadoso; el amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante; no se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido; no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad; todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser…”
(1ra. Corintios 13:4-8)
Hace unos meses una amiga me pidió que orara por el hijo de su pastor que estaba enfrentando la batalla contra el cáncer con tan solo 23 años. Su historia era muy particular porque cerca de terminar sus estudios universitarios se le diagnosticó la enfermedad, pudiendo concluirlos a pesar de encontrarse en medio del tratamiento. Con el propósito de sobrellevar el proceso junto a su novia, decidieron casarse aun a temprana edad. Con tan solo 9 meses de matrimonio, después de haber luchado con valentía contra este terrible mal, a finales de marzo, el joven esposo pasó a la presencia del Señor.
Esta historia marcó mi vida desde que la escuché por primera vez. Empecé a orar por ellos aunque no los conocía luego de haber entrado en su blog (http://jordanandcadylewis.wordpress.com/) donde explicaban cómo iban ambos en el proceso y así mantenían a los hermanos y amigos informados para que se mantuvieran orando por ellos. Hice mía esta oración, le pedía a Dios que me mostrara Su propósito en medio de esa aflicción; en verdad no entendía por qué esta joven se había casado a pesar de las posibilidades de morir de su esposo. Una y otra vez me preguntaba “¿Por qué?”.
Dios trajo a mi mente este texto de Corintios. Sé que humanamente nunca entenderemos el verdadero significado del amor de Dios hacia nosotros expresado en estos versos, pero Él nos lo modeló para que sepamos cómo debemos amar.
Aunque para muchos esta joven viuda es una heroína, Dios me permite ver su amor de una forma completamente diferente. Simplemente ella no buscó lo suyo en esta relación sino que eligió agradar a Dios a través del amor demostrado a su esposo enfermo, siendo paciente y bondadosa en medio del proceso, siendo un soporte en medio de la dificultad, dirigiendo el corazón de su esposo hacia Cristo en esos días grises cuando todo era dolor, estudios médicos y tratamiento invasivo contra la enfermedad. Ella no buscó que la honraran, no pensó egoístamente en su bienestar personal, solo decidió honrar al Padre sin importar la condición de su cónyuge.
¡Cuán egoístas llegamos a ser buscando nuestro propio deleite, demandando y exigiendo amor genuino cuando no estamos dispuestas a darlo en la misma medida! ¡Cuán erradas estamos al no entender que el amor de Dios hacia nosotras es un ejemplo real y verdadero de que quien ama no debe esperar nada a cambio, sino solo dar sin buscar lo suyo, sin ser egoísta; solo creer, esperar, soportar y amar hasta el final!
¿Estamos dispuestas con la ayuda de Dios a amar de tal manera?
Katerine Fernández
Comentarios
Por lo general, escucho estos versículos en bodas de inconversos, y la gente se EMOCIONA Y HASTA LLORAN con estas palabras, no entendiendo en lo más mínimo que no se refiere a esa relación romántica de dos jóvenes enamorados. No tiene nada que ver con sentimientos! Fíjate que está dado dentro del contexto de lo que son las relaciones DENTRO DE LA IGLESIA, entre hermanos en la fe que no se estaban llevando bien, y entre los cuales reinaba el egoísmo.
Esta es la primera vez que veo una aplicación a una pareja que llega a casarse, y la explicación hace sentido: No violenta el significado del pasaje.
Gracias por esta meditación!